Se encuentra en una de las encantadoras callejuelas que le otorgan al Barrio Gótico su característica personalidad, con una estética rustica-actual y una distribución bastante original, pues muestra la cocina abierta en la planta baja (se puede comer en torno a ella) y una agradable sala, en el piso superior, asomada a todo lo que ocurre abajo. El chef, Armando Álvarez, defiende una cocina tradicional actualizada que seduce por su sinceridad, con opción de carta y dos menús degustación (5 y 8 pases).