Último volcán activo del circo de Tengger, es también el más famoso, a pesar de ser el más pequeño (2.392m). Unas empinadas escaleras conducen a la cresta del cráter: una boca infernal de donde salen espesas nubes blancas acompañadas de un estruendoso ruido y un fuerte olor a azufre. Desde aquí lanzan los Tenggers sus ofrendas durante la ceremonia del Kasada, que atrae cada año a unos 200.000 peregrinos. Dé la vuelta al cráter (1h aproximadamente) para contemplar el extraordinario panorama de la caldera y los otros diez volcanes.