Este castillo fue durante la Edad Media uno de los puntos de apoyo de los Habsburgo en Carintia. A mediados del s. XVI pasó a manos de Bartholomäus Khevenhüller y a partir del s. XVII fue cayendo en el abandono. Hoy en sus ruinas se han instalado un café-restaurante y una pajarera para águilas donde podrá asistir a exhibiciones de vuelo de aves de presa. Desde la terraza podrá disfrutar de las vistas de la cuenca de Villach, los Karavanke y el lago de Ossiach.