La opinión de la Guía Michelin
En 1862 fueron construidos en el boulevard de los Estados Unidos unos chalés que mezclaban influencias suizas y coloniales con el fin de hospedar a Napoleón III. Fue el detonante de una explosión creativa que llevó a los arquitectos a rivalizar en fantasía: en el boulevard de Rusia (en particular la villa neoclásica del no 21 y la art decó del no 29), en la calle de Bélgica (la villa veneciana del no 7 y el Castel Flamand de los nos 2-2bis) y en la calle Prunelle (cottage inglés donde los haya en el no 8).