Las ruinas de las termas romanas (s. II), en parte invadidas por una vegetación de tipo mediterráneo, respiran un cierto y encantador aire romántico. Su visita nos da una idea de la importancia que las termas debían de tener en el día a día de los romanos. En el interior del complejo se distinguen la palestra (gimnasio) y las diferentes salas de los baños propiamente dichos: spoliarium, frigidarium, tepidarium y caldarium. En el sótano, abovedado, se encuentran las letrinas.