Dentro del recinto de este enclave de 1 hectárea encontrará la meticulosa reproducción de un jardín japonés, realizado siguiendo los conceptos tradicionales de equilibrio y serenidad. Los senderos permiten apreciar los estanques, los jardines de meditación, las azaleas, los cerezos en flor y los iris. En otoño, los arces de Asia se visten con su manto de hojas rojas y anaranjadas. Los puentes, los bancos y los guijarros cuidadosamente dispuestos completan esta atmósfera de recogimiento. Estos jardines rinden homenaje al doctor Inazo Nitobe (1862-1933), diplomático y residente durante muchos años que se esforzó siempre por estrechar lazos entre las culturas japonesa y norteamericana.