La silueta del Aconcagua con su corona de nieve es visible desde cualquier punto del valle de Mendoza, unas veces perdida entre las brumas y otras brillando en el azul del cielo. Aunque escalarlo esté reservado sólo para los más avezados, la carretera que lleva a Chile discurre por esta montaña, la más alta del continente americano, atravesando parajes de espectacular belleza. Incluso los menos aguerridos podrán llenarse los pulmones con el aire de los altos Andes y darse un paseo por algún que otro sendero.