Estas islas ofrecen un verdadero remanso de paz a todos aquellos que deseen abandonar un rato el frenético ritmo de Toronto. Creadas por la erosión de los acantilados de Scarborough, las islas formaban antaño una península, pero una violenta tempestad la separó en 1853 del continente, formando el archipiélago actual. Ocupan una superficie de 6 km y presentan paisajes de verdes prados, árboles centenarios, playas de arena y puertos deportivos. Las islas nos brindan además una magnífica vista del centro de Toronto.