Situado sobre el gran rift atlántico que atraviesa Islandia, Thingvellir está sometido a una impresionante actividad tectónica, no hay más que ver las largas y anchas fisuras paralelas que surcan el paisaje. Todas ellas apuntan hacia el lago Þingvallavatn, alimentado por el glaciar Langjökull. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2004, Thingvellir conjuga sus bellezas naturales con el interés histórico. Y es que fue precisamente aquí, a orillas del lago más extenso del país, donde los colonos establecieron el Althing, el ancestro de los parlamentos democráticos.