Symi, isla pintoresca y aristocrática donde las haya, se sitúa entre dos penínsulas turcas poco distantes entre sí. Si se llega de Rodas o Cos, el contraste es asombroso: aquí no encontrará largas playas rectilíneas, solo abruptos acantilados y calas entrecortadas. Symi es un auténtico paraíso para los aficionados al senderismo: entre mar y montaña, los senderos costeros permiten acceder a algunas calas solitarias y los caminos de cresta están salpicados de capillas olvidadas.