10 de agosto de 1628: el Vasa, el más imponente de los navíos que componen la armada del rey Gustavo II Adolfo, se va a pique a escasos 20 minutos de levar ancla llevándose con él bienes y personas... El barco habría de permanecer hasta 1956 en el fango. Un fango que, combinado con el bajo contenido en sal del agua, explica su excelente estado de conservación. Este monstruo de guerra hoy inmovilizado en la penumbra despierta, con sus tallas y ornamentos, una fascinación más que justificada en el visitante.