Se trata de la iglesia más grande del país de Gales. Está construida en una depresión aislada y sobrecoge al visitante por su repentina y espectacular aparición, apenas se cruza el pórtico que da acceso al recinto de la catedral y del palacio episcopal. Pietro de Leia, monje florentino y tercer obispo normando, comenzó los trabajos en 1180. A él se debe la parte de la catedral que se extiende hasta el muro situado tras el altar mayor. La torre se derrumbó en 1220 y aplastó en su caída el presbiterio y el crucero.