Las pirámides de Melnik componen un extraño paisaje formado por farallones arenosos muy erosionados. Podrá distinguir "chimeneas de hadas", angulosos colmillos y abruptas escarpas de formas imposibles. La geología y la meteorología parecen haberse puesto de acuerdo para crear un paraje en continua transformación, siempre sorprendente, a veces inquietante y casi sensual cuando los últimos rayos de sol tiñen sus paredes de cálidas tonalidades ocres.