Este palacio neo-oriental construido por un rico inglés a mediados del s. XIX surge rodeado de un parque de estilo inglés poblado por numerosas especies (cedros, bambúes, helechos arborescentes) que crecen entre cascadas y estanques. En el interior, de reminiscencias orientales, se admira una fascinante escalera adornada de estucos, un corredor digno de un cuento de hadas y una sala de música en forma de rotonda en la que se organizan conciertos. La cocina, muy occidental, contrasta con el resto del palacio.