Esta inmensa hacienda de 51 ha y su lujosa mansión, en la cima de una montaña de la sierra de Santa Lucía por encima del océano Pacífico, son un reflejo de la personalidad del exuberante William Randolph Hearst (1863-1951). La arquitectura ecléctica de sus edificios, adornados con obras de arte mediterráneo y antigüedades procedentes de la lujosa colección del célebre magnate de la prensa atrae a una media de 800.000 visitantes al año. Fue en su infancia, durante las vacaciones que pasaba en el vecino rancho de San Simeón, comprado por su padre en 1865, cuando Hearst se encariñó con la región. Cuando en 1919 heredó las tierras, encargó a Julia Morgan, una arquitecta de San Francisco (la primera mujer en ser admitida en la escuela de Bellas Artes de París), las construcción de un "bungaló". 28 años después, lo que debía de haber sido una pequeña casa de campo se había convertido en la Cuesta Encantada, una suntuosa villa en miniatura cuya ala principal consta de 115 salas.