En la época epiclásica (650-900 d.C.), algunos miembros de una tribu maya procedentes del golfo se establecieron en Cacaxtla, en el Altiplano. El encuentro de las influencias de Teotihuacán (entonces en pleno declive) y maya queda plasmado en las extraordinarias pinturas murales. Bien conservadas gracias a la fina capa de arena que las recubría y a la tenacidad del llamado azul "maya" (a base de añil), hoy ofrecen a la vista magníficas escenas de batallas -a escala humana- en las que vemos enfrentarse a guerreros pájaros y guerreros jaguares.