Este palacete del s. XVI, durante muchos años utilizado como hospital, domina todo el casco antiguo. Hoy el edificio y todo lo que le rodea forma parte de un importante proyecto de rehabilitación urbana. El mejor momento para subir es al atardecer, cuando la luz declinante del sol acaricia su tejado e ilumina la piedra de Charente: la vista de la ciudad es pura poesía.