Esta casa de piedra del s. XVIII tiene un gran valor patrimonial. Aquí se levantó la misión de San José (primera misión Jesuita en Norteamérica) en 1637 con el fin de que los indios montañeses, algonquinos y atikamekw se sedentarizaran. Para protegerse de los ataques iroqueses se construyó un fuerte de piedra. La exposición "Misión en Nueva Francia" relata el encuentro entre amerindios y europeos.