La opinión de la Guía Michelin
Esta pequeña ermita paleocristiana es uno de los pocos vestigios que quedan de la basílica del mismo nombre (formosa hacía referencia a la belleza de su decoración), construida hacia 566. El templo, con planta de cruz latina, es bastante sencillo y posee sorprendentes canceles de piedra. Antaño estaba decorada con magníficos mosaicos.