La opinión de la Guía Michelin
F. A. Juselius, acaudalado hombre de negocios, hizo levantar este monumento en memoria de su hija Sigrid, muerta en 1898 a la edad de 11 años. Los frescos que decoran el interior (1901-1903) se los encargó a Gallen-Kallela, pero la humedad y más tarde el fuego acabaron destruyendo casi por completo la obra maestra. Jorma, hijo del artista, pasó seis años a partir de 1933 restaurando la obra de su padre, gracias a lo cual se puede seguir admirando hoy.