La opinión de la Guía Michelin
En el año 79 d.C. una enorme erupción del Vesubio sepultó la próspera ciudad de Pompeya -al mismo tiempo que Herculano y Estabia- que quedó sepultada hasta el s. XVIII bajo una espesa capa de cenizas. Paradójicamente, Pompeya debe a esta catástrofe el haber llegado hasta nosotros en un estado casi perfecto. Por su amplitud y variedad, por la belleza del paisaje que las rodea, las ruinas de Pompeya permiten imaginar sin esfuerzo cómo eran las ciudades de la época imperial.