La plaza debe su nombre a unas antiguas canteras de yeso. El Moulin Rouge, templo del can-can, tuvo como espectador asiduo a Toulouse Lautrec y como estrellas legendarias a Yvette Guilbert, Valentin le Désossé, Jane Avril, la Goulue, Mistinguett, Maurice Chevalier (con su canotier) y Joséphine Baker. Actualmente la revista continúa, llena de luz, lenteuelas y can-can.