Esta torre del homenaje se levanta en un promontorio rocoso, en medio de bosques de coníferas. Aunque de la impresión de no haber cambiado desde hace siglos, sustituye a lo que, en 1960, sólo eran ruinas. El profesor Overloop logró reconstruirlo tal como lo pintaban los grabados del s. XVII. Sus salas, con muros y suelos de piedra, están decoradas con muebles antiguos, tapices, armaduras, armas y obras de arte. No deje de ver la Sala de los Caballeros.