Alrededor de la cúpula rebajada, eje central de toda la iglesia, se despliega un derroche de pinturas, estucos y esculturas. Casi 50 años (entre 1711 y 1756) fueron necesarios para levantar esta obra maestra del barroco europeo. A partir de 1748, el encargado de dar los últimos retoques a esta joya fue el gran arquitecto Johann Michael Fischer: contó con la colaboración de los Zeiller (Johann Anton y Franz Anton) para los frescos, de Johann Michael Feuchtmayer para los estucos y de Johann Joseph Christian para las esculturas figurativas.