Este complejo (1863) formado por un templo taoísta, un pequeño templo budista, una capilla familiar confuciana, una sala de tapices dedicados a las artes populares chinas y un jardín con plantas de origen chino, es uno de los pocos recuerdos que existen en EEUU de los 10.000 mineros chinos que a finales del s. XIX buscaban oro en la zona de Oroville. El templo fue prácticamente destruido por las inundaciones de 1907, pero se restauró y se volvió a consagrar en 1949.