La opinión de la Guía Michelin
La doble columnata del pórtico nos da una idea muy precisa de la ubicación de la palestra, un gimnasio que ocupaba un cuadrado de 66 m de lado. Los atletas, en particular los luchadores, entrenaban en el patio y se bañaban o se cubrían con aceite de oliva en las salas que lo rodeaban. Más allá de la palestra aparecen los confusos restos de una ciudad romana y de una iglesia bizantina.