Desde el porche de dos pisos de Rosalie (1820) se disfruta de una maravillosa vista del Misisipi que conquistó al general invasor de la Unión Water Gresham cuando llegó y convitiró la casa en su residencia personal durante tres años a partir de 1863. Con el consentimiento de Gresham, la familia Wilson, los dueños de Rosalie, salvaron sus bienes durante la ocupación de la Unión encerrándolos en la buhardilla y enterrando dos enormes espejos dorados (envueltos en algodón) en el jardín. Sorprendentemente, los espejos siguen reflejando la gloria de Rosalie tan claramente como lo hacían en 1863.