Esta calle a la que se asoma la antigua lonja de los mercaderes, así como varias iglesias y palacios tiene muchísimo encanto. Documentada ya en el s. XII, la calle Varvarka fue elegida en el s. XIV por los mercaderes de seda y una nutrida comunidad procedente de Pskov, que construyeron su propia iglesia. Más tarde, las residencias de los embajadores -que tienen en la Casa de los Ingleses su último vestigio- y los palacios de los boyardos acabaron por conferirle un aire de lo más aristocrático.