Entre la ilustre place de la Comédie y el arco de triunfo de Peyrou, el casco antiguo de Montpellier conserva sus calles tortuosas y estrechas, vestigios de la configuración medieval de la ciudad. Aunque en los ss. XVII y XVIII empezaron a llenarse de magníficos palacetes que ocultan sus fachadas principales y sus bonitas escaleras en el interior de los patios.