La antigua iglesia de San Pedro, de la que sólo queda la fachada del s. XVIII presidida por un rosetón, permite acceder al lugar que durante mucho tiempo se ha conocido como la tumba de Rotario (antiguo rey lombardo). Coronado con una cúpula, el edificio descansa sobre una estructura cuadrada que, según va cobrando altura, se vuelve octogonal y luego cónica. Durante la última restauración salió a la luz una pila probablemente usada para el bautismo por inmersión. Así que se trata más bien de un baptisterio que de una tumba.