Como si un gigante hubiera dado un hachazo, un vertiginoso tajo de 1.000 m de profundidad desgarra el flanco de la montaña, sirviendo de lecho al río Voidomatis. A partir de la iglesia de San Atanasio (Agios Athanasios), un sendero baja hasta el fondo de las gargantas (45 min) a través de un extraordinario decorado mineral en el que uno se siente diminuto. Así llegamos a los pies del pueblo de Vikos (5 h de marcha), en el extremo norte; cuando esté arriba podrá disfrutar de una vista espectacular de las gargantas y los montes Timfi.