Los 3 km que ocupan estas cuevas, descubiertas por un esclavo a mediados del s. XIX, se han acondicionado parcialmente para las visitas. A lo largo de las diferentes galerías, podrá observar tanto el fenómeno de la cristalización, de una gran pureza (las "lámparas de cristal" son únicas en el mundo), como las formaciones calcáreas bautizadas con nombres muy evocadores. En un pequeño museo se explica la formación geológica tan particular de estas cuevas de origen freático marítimo y antigua morada de los indígenas.