Lugar de peregrinación de los inconsolables admiradores de lady Di, el palacio de Kensington fue la residencia de la princesa de Gales entre 1984 y 1997, año de su muerte. Antes de eso y desde el s. XVII, el palacio había sido residencia de no pocos miembros de la realeza. De tamaño realmente modesto y con un cierto aire rural, el edificio alberga estancias como los aposentos del rey, ricamente decorados y accesibles a través de la suntuosa gran escalera construida por Wren, y una admirable colección de trajes de corte.