La opinión de la Guía Michelin
Al final de una sucesión de estrechas callejuelas repletas de tiendas para turistas surge la magnífica abadía carolingia del Monte Saint-Michel, que fue fundada en el s. VIII y que se ha ido modificando y ampliando a lo largo de los siglos. La visita va por niveles, a través de un laberinto de pasillos y escaleras, y no por edificios ni por épocas. Los monjes y monjas regresaron en 2001 de forma permanente, ofreciendo así una presencia espiritual y cierta paz en un enclave de lo más turístico.