Plantada de sabanas y bosques secos, la península de la Caravelle, espolón de piedras volcánicas compuesta por abruptos acantilados al norte y una sucesión de bahías abrigadas al sur, posee una abundante flora y fauna. Al centro de la costa septentrional se asienta el adorable pueblo de pescadores de Tartana. Aunque una línea de arrecifes, a penas visibles desde la costa, desde la punta hasta el extremo sur, representa un peligro para la navegación, de ahí que los fondos de la bahía del Tesoro estén sembrados con numerosos pecios.