Esta inmensa fortaleza, construida de 1850 a 1871 y hoy declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, constituye una perfecta muestra de arquitectura militar centroeuropea. Está compuesta por tres baluartes, unidos entre sí mediante fosos, y ocupa una superficie de 70 hectáreas. Sin embargo desde el exterior, al estar hundida en la arena, parece casi invisible. Destacar las bóvedas circulares, los enormes postes y la maestría con la que los albañiles colocaron los ladrillos. El lugar albergó al Ejército Rojo que lo convirtió en un polvorín.