La opinión de la Guía Michelin
Los aposentos reales constaban de cuatro plantas excavadas en la ladera de la colina que domina el río; varios pozos de luz ventilaban e iluminaban las dependencias. Una escalera conduce a las habitaciones, conectadas por un dédalo de pasajes y corredores. Un tabique calado separa la sala de las Hachas (probablemente la sala de los guardias) y la sala del Rey, donde había un trono de madera. Iluminada por un pozo de luz, la sala de la Reina está decorada con una copia del fresco de los Delfines.