Según los arqueólogos los thule vivieron en este magnífico islote unos 250 años antes de que Cristóbal Colón descubriera América. Estos predecesores de los inuits abandonaron el lugar hace unos dos siglos. La cultura thule procede de los inuits del norte de Alaska, que iniciaron su migración hacia el este en torno al año 1000. La bahía que rodea el parque está sembrada de islotes rocosos. Unos 3.000 objetos, entre los que podemos citar unos ingeniosos arcos realizados con cuernos de cérvidos o los arpones de marfil, así como 20.000 huesos de animales fueron hallados en 10 casas enterradas, que probablemente servían como campamento de invierno. También se han descubierto los restos circulares de una veintena de tiendas. Los guías amarran los barcos y canoas cargados de material en un extremo de la isla para que los visitantes puedan acceder al camino de tablas que, pasando por las casas enterradas, conduce al otro extremo de la isla.