La opinión de la Guía Michelin
Esta carretera recorre los casi 20 km que separan Simeonovgrad de Dimitrovgrad siguiendo el curso del río Marica, al cual se asoma desde la ladera. A esta altura, el río, casi majestuoso, serpentea lánguidamente entre colinas: de trecho en trecho surgen islotes poblados de álamos y las orillas están bordeadas de bancos de guijarros y praderas a las que se acercan a beber los caballos. Una imagen que desprende una profunda sensación de serenidad. Aquí y allá, y como en tantos otros lugares de Bulgaria, brotan manantiales donde los viajeros acostumbran a parar para llenar sus botellas.