Fundado en el s. IV por un monje budista que vino de la India, el templo del Espíritu Escondido tiene una historia bastante movidita. Entre las guerras y los terremotos, fue destruido hasta 16 veces y siempre se volvió a levantar. La configuración actual se la dio una restauración realizada bajo los Qing. Es uno de los principales santuarios del país. Llegó a albergar hasta 3.000 monjes y alberga desde 1954, bajo un solemne pabellón, la estatua de Buda sentado más alta de China (20 m). La otra atracción del templo son las 300 estatuas budistas que moran en las pendientes de la montaña (las primeras son del s. XIV).