Ubicada en una colina desde la que se domina toda la ciudad, la ciudadela de Halifax fue el 4o fuerte (1749) que ocupó este estratégico emplazamiento. El edificio actual, que tiene forma de estrella, es el depositario de la historia de Halifax. Lo mandó construir el duque de Wellington en 1828 y las obras no se acabaron hasta 1856. En realidad no sería nunca atacado, aunque fue utilizado por los militares canadienses hasta la II Guerra Mundial. El fuerte se encuentra rodeado por un foso y está dotado con un amplio terreno de formación donde soldados con uniformes del s. XIX se ejercitan. Este complejo tentacular alberga un centro de información, un barracón, un polvorín, un pequeño museo y muchas otras cosas que ver. Una presentación audiovisual de 50 min titulada Tides of History hace un recorrido por la historia de Halifax y de su sistema defensivo. Todos los días a mediodía se tira un cañonazo.