La torre del homenaje, de 28 m de altura, fue construida en el s. X por la condesa Nuña Mumadomma para proteger el monasterio y la aldea que lo rodeaba. Más tarde Enrique de Borgoña erigió el castillo, que fue reforzado en el s. XV. Siete torres cuadradas, edificadas sobre afloramientos rocosos, rodean la torre del homenaje. Desde lo alto de las murallas almenadas, hay una extensa vista de Guimarães, dominada, al sur, por el monte Penha.