Las ciudades y pueblos, aislados entre sí como oasis de vegetación, surgieron en esta gran zona semidesértica a medida que se producía el avance de los colonos europeos hacia el este. El agradable centro agrícola de Graaff-Reinet, que vive principalmente de la producción de lana y plumas de avestruz, es la capital de la región. Las temperaturas oscilan entre 45 °C en verano y algún grado bajo 0 en invierno. Todo transmite impresión de rudeza pero los habitantes son muy amables y los paisajes son magníficos.