Este palacio (s. XI), remodelado en el s. XIX, da una idea del prestigio del poder imperial. La Reichssaal, que comunica con la Capilla Palatina de San Ulrich, está decorada con pinturas que evocan la historia de Goslar. La capilla alberga la tumba de Enrique III (s. XIII), cuyo corazón se conserva en el zócalo.