Totalmente reconstruida por los jesuitas entre finales del s. XVI y principios del XVII, esta venerable iglesia dedicada a san Ambrosio es una joya barroca. Erigida por Tibaldi en 1597, su suntuoso interior de mármol y estucos dorados custodia importantes obras de arte. Destacan en particular la Asunción de Guido Reni, el Cristo Crucificado de Simon Vouet y dos magníficos lienzos de Rubens: La circuncisión, pintada para el altar mayor, y los Milagros de San Ignacio.