El Tarn dibuja a través de los Causses de Méjean y Sauveterre una fascinante serpiente color esmeralda. Poco importa que vaya a pie, en coche o en barca: sus espléndidos y salvajes paisajes siempre tienen algo que ofrecer. Una sucesión ininterrumpida de grandiosos parajes y vistas de vértigo, impresionantes murallones de piedra alzándose por encima del río y pueblos que se funden con un entorno de rocas al que viñas y frutales ponen manchas de color: ese es el maravilloso espectáculo que le aguarda en el paraje de las gargantas del Tarn.