Il mio bel San Giovanni... Así se refería Dante al baptisterio consagrado a san Juan Bautista, patrón de la ciudad cuya imagen figuraba en el famoso florín de oro ya en la Edad Media. Este elegante edificio octogonal (s. XI) revestido de mármol blanco desprende una singular sensación de rigor y delicada pureza. Sus puertas de bronce, decorada con paneles primorosamente tallados por Andrea Pisano y Lorenzo Ghiberti, son conocidas universalmente.