Construido entre 1597 y 1611 por George Bruce, un avispado comerciante, el palacio representa a la vez el monumento de una época -el reinado de Jacobo VI- y el de un hombre. A pesar del origen extranjero de muchos de los materiales (tejas, pino del Báltico, azulejos holandeses, cristal), el edificio es una magnífica muestra de la arquitectura doméstica de los ss. XVI y XVII. Las estancias son pequeñas, revestidas con madera de pino para guardar el calor, y ofrecen interesantes ejemplos de pintura decorativa típica de la época.