La opinión de la Guía Michelin
El convento de Santiago Apóstol se asienta sobre una amplia explanada cubierta de hierba. El lugar está impregnado de una maravillosa melancolía. Iniciada a mediados del s. XVI, la edificación de este imponente monasterio se detuvo por orden de Martín Cortés, marqués del Valle de Oaxaca, que se negó a aportar la mano de obra. Aunque inconclusa y exenta de cubierta, la capilla, de inspiración renacentista, es absolutamente majestuosa. La iglesia, perpendicular a la capilla, tampoco llegó nunca a terminarse. El claustro con dos galerías conserva magníficos restos de frescos en grisalla y polícromos.