Esta construcción ochavada del s. XV es en realidad una torre albarrana que conserva el arco que la unía a la muralla. Utilizada sucesivamente como cárcel y observatorio astronómico, su nombre procede de una leyenda que narra cómo un marido, furioso porque su mujer faltaba a sus deberes de esposa, la mató con sus propias manos. Al saberlo el rey y considerar que la mujer había muerto de forma indigna (de ahí la expresión "mal muerta"), lo condenó a construir esta torre en recuerdo de su mujer.